Por qué ELE
La vida de los elefantes en cautiverio es una sombra distorsionada de lo que debería ser su existencia en libertad. Estos majestuosos seres ven su esperanza de vida reducida a la mitad, como si el tiempo se desmoranara en sus almas encadenadas. En cautividad, enfrentan enfermedades que jamás tocarían a sus congéneres salvajes: cólicos, tuberculosis, infecciones y graves lesiones en sus patas, problemas gástricos e intestinales, pérdida de masa muscular, obesidad… todo provocado por una nutrición inadecuada y la falta de movimiento, tan vital para su bienestar.
Lo más doloroso quizás sea el deterioro de su salud psíquica. Los elefantes son seres con mentes complejas y, en los límites de los zoológicos y circos, enloquecen. No pueden desplegar ni uno solo de sus comportamientos naturales, esos rituales antiguos que conectan su presente con el linaje milenario al que pertenecen, atrapados en ambientes empobrecidos de estímulos.
La cría en cautiverio ha demostrado ser un triste fracaso en la conservación de esta especie. Las tasas de mortalidad entre las crías nacidas en estos entornos son alarmantes, lo que perpetúa un ciclo cruel: las poblaciones cautivas se mantienen por medio del comercio de crías nacidas en libertad, arrebatadas de su verdadero hogar y sus familias.


Santuarios vs Zoos
El cautiverio, en su forma más cruel, destruye la esencia de los elefantes. Pero con esfuerzo podemos devolverles parte de lo que les fue arrebatado. Nuestra lucha es por ofrecerles una vida digna, una en la que puedan redescubrir el placer de ser ellos mismos, bajo cielos abiertos, lejos de las cadenas visibles e invisibles del cautiverio.
Espacio físico
En cautiverio los elefantes viven confinados en espacios mínimos que no les permiten más que dar unos pocos pasos. En los santuarios, cuentan con hectáreas donde pueden caminar sobre distintos tipos de suelo, sumergirse en el agua, descansar bajo el sol y pastar a su antojo, recuperando su salud física y mental.
Vida en manada
En los zoológicos, los elefantes están obligados a convivir con otros elefantes que no han elegido. Cada vez que un miembro muere o es transferido, la frágil red social que construyen se desintegra. En los santuarios, los elefantes tienen la libertad de escoger con quiénes relacionarse, creando vínculos genuinos que no se rompen por la intervención humana.
Atención veterinaria especializada
Los zoológicos, con sus limitados recursos, no pueden ofrecer atención especializada a cada especie. En los santuarios, todo el personal —desde veterinarios hasta cuidadores— está capacitado exclusivamente para atender elefantes, brindando un cuidado centrado en sus necesidades únicas.
Estímulos psíquicos
La monotonía del cautiverio es devastadora. En los zoológicos, los elefantes viven rodeados por los mismos muros, sin desafíos ni novedades. En los santuarios, se les ofrece una vida rica en estímulos mentales, visuales, auditivos y olfativos, donde cada día trae una nueva experiencia por descubrir.
Autonomía y dignidad
En los zoológicos los elefantes no tienen control sobre sus vidas: se les dice cuándo comer, cuándo mostrarse ante los visitantes y cuándo regresar a sus jaulas interiores. En los santuarios sus deseos y decisiones son respetados. Aprenden a ser elefantes nuevamente, eligiendo cuándo pastar, con quién estar y en qué zona estar (praderas, estanques, etc.).

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El
Podcast
ELEcast te invita a hacer un recorrido en 360º alrededor de la relación entre los humanos y los elefantes, la ciencia y la consciencia.

La
Campaña
Tiene el propósito de facilitar los traslados de elefantes a santuarios, y generar consciencia sobre los efectos de la cautividad en estos asombrosos animales.

El
Documental
ELE nos invita a acompañar a Kenya en su viaje final hacia la libertad, pero también nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia vida.